Leí recién, ‘You Can Be a Great Leader and Also Have a Life’, un artículo de Brigid Schulte, publicado en el HBR y en el que se sugiere, entre otros, que es tentador considerar que la única forma de llegar a la cima es trabajar, trabajar y trabajar todo el tiempo. No obstante, es factible ser un líder eficaz e igual mantener un equilibrio saludable entre la vida laboral y la familiar.
Todo empieza por la mentalidad con la que se asume el asunto. Deja de pensar en sí mismo como alguien que está dispuesto a hacer lo que sea que el trabajo requiera, y comience a pensar en sí mismo como alguien que ejerce una gran labor, pero que también tiene una vida fuera de la oficina.
Reflexione y planifique para poder apartar y priorizar el tiempo que compartirá con la familia, los amigos y las aficiones. Considere dónde tiene mayor flexibilidad y dónde requiere mayor disponibilidad de tiempo.
Para el efecto, analice detenidamente la cultura corporativa de su empresa o negocio. ¿Es usted de los que mide el desempeño por el tiempo que pasan las personas en la oficina o porque realizan sus obligaciones correctamente y a tiempo? Si es usted de los que está en el primero grupo, algo debe cambiar, y es probable que deba usted emprender dicho cambio. Pero si por el contrario, está usted en el segundo, debe empezar por reflexionar qué es lo que le impide ajustar la forma en la que invierte su tiempo.